miércoles, 12 de mayo de 2010

Casualidad. Cae el hombre en la misma piedra dos veces? (II)

Hace unos 1800 años, el Imperio Romano se enfrentaba a su decadencia y la transformación de toda la sociedad tal y como se conocía entonces sobre los siglos III y IV Después de Cristo. Unos cientos de años antes, Marco Tulio Cicerón escribía esto:

"El presupuesto debe equilibrarse, el tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe eliminarse para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado."

Si en lugar de haber dicho que lo escribió Maro Tulio, hubiera puesto que lo ha hecho cualquier dirigente europeo nadie hubiera dudado de su veracidad. Son tantas las coincidencias que estamos viviendo últimamente que me invita a pensar que estamos llegando a un punto de inflexión, un punto donde entraremos en un nuevo entendimiento de la cultura y la sociedad, donde el pueblo y el ciudadano deben comenzar a tomar protagonismo e ir creando una inteligencia colectiva a nivel universal.

Es evidente que los recursos del planeta son limitados y también es cierto que están tremendamente mal repartidos. Vivimos en una sociedad basada en unos ideales y unos valores abocados al fracaso.

Desde el estallido de la revolución industrial, la tecnología ha ido mejorando los procesos industriales, abaratando los costes y eliminando la mano de obra del hombre. Esto hace que se necesite la creación de una filosofía basada en el consumismo, que cree necesidades y que establezca una continua realimentación del sistema. Aún así, los puestos de trabajo escasean, y más lo harán en el futuro. Por otro lado, aquellos que no tienen trabajo encuentran difícil su búsqueda y cada vez más, tienen que depender del estado para su subsistencia. Esto incide directamente en la deuda que va creciendo a niveles desorbitados.

Es decir, poco a poco, vamos reuniendo los ingredientes que cocinaron el abrupto cambio en tiempos de los romanos. Como es verdad que el hombre siempre cae en la misma piedra, pero como también es verdad que somos supervivientes natos además de muy inteligentes, debemos ir dirigiendo nuestros esfuerzos hacia un cambio de mentalidad, valores, creencias ...etc que hagan posible una sociedad sostenible y más equilibrada.

¿ Por qué no podría existir una sociedad basada en el disfrute y el cultivo del espíritu ? Si encontramos un modelo de reparto loable del trabajo y las tareas de cada una de las personas, eliminamos la competitividad extrema y basamos nuestro valores en el cultivo del uno mismo como persona, podríamos llegar a un mundo en el que podríamos trabajar solo 3 ó 4 horas y disponer el resto del tiempo para el cultivo de la vida, la familia y la inteligencia colectiva.

Para alcanzar esta utopía tiene que acontecer muchos cambios y está claro que no pueden venir desde arriba, sino más bien desde abajo, aunando esfuerzos los unos con los otros, aprovechando las tecnologías sociales (redes sociales) y buscando un cambio de mentalidad. Lo conseguiremos, pues no lo sé, pero está claro que para empezar necesitamos formación, creatividad, innovación y conciencia colectiva.